miércoles, 9 de enero de 2013

Aguileñas: una historia breve pero plena

Aquilegia alpina en flor a finales de abril
Tuve dos tipos de aguileña durante 2012. Y digo "tuve" porque, tras la remodelación que hice hace poco, comprobé que donde deberían estar sus raíces sólo quedaban algunos restos en descomposición, con lo cual me tocará renovar y replantearme cómo y dónde cultivarlas para volver a probar en 2013 y que consigan perdurar.

Me hice con estas plantas en los supermercados LIDL, al igual que el áster de unas entradas atrás, en una colección que suelen vender en marzo bajo el nombre "Plantas permanentes". Al igual que el áster, las aguileñas venían en una bolsita con turba pero en esta ocasión con tres trozos de raíz por cada una. Los tipos que adquirí fueron la Aquilegia alpina y otra que viene sólo como Aquilegia, aunque todo apunta a que se trata del popular híbrido 'McKana', de grandes flores de colorido variado.

Al plantarlas, tomé la decisión de poner dos de las tres raíces de ambos tipos en el contenedor grande donde tenía las vivaces y anuales, y conservar una raíz de cada plantándolas en macetas a modo de "reservorio" desde donde conservar las plantas en caso de que fueran mal en el contenedor. Al final resultó ser lo contrario.

Aquilegia híbrida a principios de mayo
Las plantas del contenedor brotaron más rápido que las de las macetas, para posteriormente volverse más frondosas que éstas últimas. Finalmente y tras unas semanas, las plantas de las macetas acababan secándose. Supongo que el sustrato retenía mal la humedad y las plantas no pudieron resistirlo. El contenedor, a pesar de estar más expuesto al sol, debido a su tamaño conservaba algo mejor la humedad y frescura del sustrato. Bastó con poco menos de dos meses para que las raíces se convirtieran en plantas con hojas y flores.

Las hojas de ambas aguileñas son muy parecidas pero relativamente fáciles de distinguir. En ambas plantas son trifoliadas y con largos pedúnculos. En la Aquilegia 'McKana' tienen un color verde brillante y los bordes  tienen lóbulos estrechos, dándole un aspecto similar a una hoja de perejil. En Aquilegia alpina, los folíolos son más anchos, con lóbulos igualmente más redondeados, y el color es glauco (un verde azulado), con un tono más apagado que sus parientes.

Flores y frutos de la Aquilegia híbrida
En cuanto a la floración, las primeras en hacerlo fueron las Aquilegia alpina. Ya a finales de abril empezaron a abrir sus preciosas flores de color violeta azulado, en forma de campana. Fueron las más exitosas a pesar de que creí que resistirían mal el calor -creedme, en esa época ya hacía bastante- y hasta repitieron, floreciendo de nuevo cerca del verano cuando las primeras flores ya se habían secado. Dieron bastantes semillas que quizá plante estos días por ver si funcionan.

La Aquilegia 'McKana' me decepcionó un poco. A pesar de que las dos plantas supervivientes tenían bastantes hojas, lo cierto es que sólo una de ellas alcanzó a sacar un tallo con flores que, sabiendo la variabilidad que son capaces de mostrar, me tuve que conformar con que salieran enteramente blancas. Este híbrido tiene su encanto en la estructura de las flores, que tienen una doble corona de pétalos que pueden llegar a tener colores distintos en una misma flor. Los pequeños y redondeados se disponen en el centro, y son rodeados por otros pétalos más grandes y puntiagudos. La flor tiene unas "espuelas" en su parte posterior que contienen néctar; en la Aquilegia alpina también están presentes, aunque como se puede comprobar en las fotos son más cortas y se curvan en sus extremos. Las flores de la híbrida son de mayor tamaño que las de sus compañeras.

Flores de Aquilegia alpina
Ambas plantas dan semillas con facilidad, contenidas en una estructura similar a vainas puntiagudas pegadas entre sí -en la foto de las flores blancas se aprecia muy bien- que cuando se seca se raja longitudinalmente, dejando caer las semillas. Éstas son de color negro y muy brillantes, siendo prácticamente indistinguibles las de una planta y otra, así que me aseguré de separarlas bien en recipientes marcados.

Tras la floración, y durante el seco y caluroso verano, sacaron más hojas, aunque de menor tamaño y en bajo número. La híbrida fue la última en tener hojas sobre tierra, con lo cual pensé que habría sobrevivido al verano y estaría a punto de emerger, pero no fue así. Al remover la tierra encontré los trozos fibrosos de lo que en su día fueron sus raíces, medio descompuestos. Sólo sus parientes con tubérculos más resistentes, las anémonas y los ranúnculos, superaron con éxito el estío.

En 2013, si LIDL vuelve a traerlas (espero que así sea...) volveré a hacerme con ellas y esta vez probaré a ponerlas en macetas grandes con un sustrato con mejor retención de la humedad y a resguardo del sol intenso, en el rincón umbrío de la terraza donde he sacado adelante otras plantas como Digitalis y Tricyrtis.  De todos modos, también tengo sus semillas, así que espero tener suerte y volver a ver florecer a estas bellas plantas esta temporada.

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