jueves, 24 de enero de 2013

Las primeras lluvias, los primeros despertares

Antirrhinum majus floreciendo en invierno
Hoy por fin escribiré una entrada ubicada en el presente, comentando un poco cómo está la situación actual en la terraza aprovechando que han caído unas pocas precipitaciones que tendrán su importancia a lo largo de estos días.

No había llovido desde los primeros días de las navidades, aunque poca cosa. Las últimas lluvias copiosas cesaron durante la primera quincena de noviembre y prácticamente me olvidé de regar las plantas durante un mes entero. Sin embargo, el año había comenzado seco y ya iba haciendo falta una lluvia que empapase bien las macetas y los grandes contenedores que ocupan la terraza. En la última semana ha llovido tres veces, poca cantidad pero con suficiente fuerza para cumplir el cometido que andaba buscando. Las dos últimas, martes y hoy jueves, me han pillado en Cullera por sorpresa, aunque han sido breves y acompañadas de mucho viento que, por suerte y gracias a la ubicación entre edificios de la terraza, no ha causado ningún problema.

Cabe destacar que el gran contenedor para los bulbos fue instalado después de las últimas lluvias y le convenía un poco de precipitación para que calase de manera uniforme toda su superficie (de 2,8 x 1 metros) para animar a los bulbos a crecer. Algunos ya venían con fuerza y están brotando, como los iris holandeses. También los Muscari armeniacum asoman varias hojas, y eso que los bulbos tenían un aspecto bastante desaliñado y no tenía claro si iban a sobrevivir (alguno incluso se pudrió antes de ser plantado). El año pasado, cuando los compré, los planté inmediatamente (a principios de septiembre) y también fueron los primeros en tener hojas, pocas semanas después.

Flores de Kalanchoe x houghtonii
El caso con los bulbos este año ha sido un perfecto ejemplo de falta de coordinación por mi parte, incluso de "dejadez pasajera". Pensé dejarlos "para más tarde que el año pasado", con la intención de plantarlos en noviembre. Así pues, dejé estar todo para el último momento y luego se me echó el tiempo encima. Al final me puse manos a la obra y en pocas semanas, con la ayuda de mi hermano, construí el armazón de madera, puse el plástico para contener la tierra y subí dos pisos con 22 sacos de 50 l. de sustrato para llenar y plantar en el momento. La mayoría de los bulbos emepezaban a asomar algún brote corto, con lo cual llegué con el tiempo justo, tarde pero todavía dentro de lo admisible. Eso sí, seguro que este año no tengo flores tan pronto como el pasado (o sí, nunca se sabe). Además, algunos bulbos ya plantados en macetas tampoco es que fueran muy rápido.

Así, los más adelantados eran unas Camassia cusickii plantadas en octubre que trasladé al mismo contenedor dado que tiene tamaño suficiente para albergarlas, a pesar de superar en tamaño al resto de los bulbos con los que comparten suelo. El año pasado las puse en macetas muy pequeñas y con tierra arcillosa, y no sobrevivió ni una sola. Este año espero verlas florecer, aunque para eso todavía queda. Por su parte, los primeros bulbos que enterré, dos pares de ajos ornamentales de dos cultivares distintos, todavía empiezan ahora a asomar a la superficie, aunque desde hace semanas ya se veían incluso algunas raíces asomando por los agujeros de drenaje de sus macetas.

El contenedor-semillero mantiene su humedad con el plástico cobertor, pero he descubierto que la superficie, formada casi toda de turba rubia, no se empapa. Usé restos de este sustrato que tenía por casa para aportar más contenido y quizá debería haber humedecido a conciencia unos cuantos litros para esparcir sobre la superficie; suelo hacerlo agitando una mezcla del sustrato con un chorro de agua dentro de un bote con tapa. La turba rubia es bastante hidrófuga y si no se emplean métodos de ese estilo, se reseca con facilidad y no absorbe bien el agua. He tenido que pulverizar toda la superficie, aunque veo venir que será necesario repetir la operación a menudo. No obstante, ya había semillas brotadas, muy pocas en la parte central y posterior, pero un buen montón en la parte frontal. Por la ubicación, debería tratarse de plántulas de Iberis umbellata f. nana, la planta que elegí para poner delante por su escasa talla.

Poco más que contar, pues estamos en plena mitad del invierno y las plantas empezarán a responder mejor conforme los días se alarguen y ganen en calor, época que aún queda unas semanas lejos. No obstante, hay especies en flor, como una Kalanchoe x houghtonii que obtuve hace un año esquejando un trozo que encontré recién caído de un balcón, o uno de los Antirrhinum majus que sembré en marzo y que ha triplicado su talla durante el pasado otoño y está floreciendo con mucha alegría. Me parece que el que no sobrevivierá es el gran Ageratum houstonianum que transplanté hace poco. La lluvia acompañada de fuerte viento -incluso ha granizado durante unos segundos- parece haberlo estropeado bastante. En caso de lanzarse a perder tampoco pasaría nada, pues tengo otra planta de menor tamaño en buen estado y muchas semillas todavía: con la facilidad que han demostrado progresar, seguro que puedo obtener unos cuantos para este verano si hiciera falta.

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