martes, 12 de marzo de 2013

Un fracaso que se veía venir

Sólo las margaritas de Livingstone han ido bien
Lo que véis en la foto es parte del contenedor/jardinera de 75x150 cm. de superficie donde, desde mediados de enero, hace exactamente dos meses, había sembradas montones de semillas que a estas alturas deberían tener como mínimo algunas hojas. Como se ve, ha sido así en un pequeñísimo porcentaje.

Las plantas de la parte frontal del contenedor fueron las primeras en brotar, resultando ser las margaritas de Livingstone (Dorotheanthus bellidiformis), y ninguna más de las otras especies de bajo porte que deposité en esa zona. En el resto de contenedor, de vez en cuando ha ido saliendo alguna planta que ha acabado secándose. El gran problema es que añadí sobre el sustrato que ya había varios litros de turba rubia usada que tenía en casa y ésta, entre lo hidrófuga que resulta y los terrones que contiene, no retiene nada bien la humedad y deja una superficie demasiado irregular. De hecho, lo primero que he hecho hoy ha sido retirar el plástico (no ha servido de nada, a lo visto) y remover la tierra: estaba seca hasta el fondo. He echado varios cubos de agua para mojarla y en principio se ha empapado, pero seguro que a los pocos días vuelve a resecarse.

He echado semillas dos veces en este tiempo y las dos han sido un fracaso: hasta plantas tan fáciles como los acianos se han visto incapacitadas para germinar. Por otro lado, parece que a la tierra seca se une la falta de calor y luz del invierno, condiciones bajo las que no todas las plantas parecen responder bien. No está todo perdido: el año pasado sembré algo más tarde de la fecha en la que nos encontramos y salieron bastantes plantas. Eso sí, ya me tengo que olvidar del plástico porque algunas plantas se secan por el exceso de calor acumulado.

El objetivo a conseguir es la retención de humedad, al menos superficial. Voy a intentar mejorar este aspecto esparciendo una capa de turba bien humedecida para al menos asegurar que las semillas vayan a tener una cama húmeda y mullida donde enraizar. Además, dado que retiro el plástico, voy a cubrir la superficie esta vez con reja. Es imprescindible para mi terraza, pues los gorriones últimamente están insoportables, picoteando todo aquello que ven e incluso ahora les ha dado por dejar "excavaciones" en macetas con superficies amplias y tierra suelta, supongo que para darse baños de tierra. Esto supondrá que las semillas tendrán que conformarse con la humedad del suelo, y además durante un tiempo, pues mientras haya semillas o plántulas no puedo regar para no enterrar, desplazar o remover éstas. Se puede, eso si, pulverizar.

He arrancado también muchas plantas que al principio parecían ser de las que yo había sembrado, pero han resultado ser crucíferas, senecios y bledos oportunistas cuyas semillas están ya por toda la terraza. Al remover la tierra también es posible que luego brote alguna semilla de las que sembré en un sitio poco apropiado, pero eso es un problema menor.

No hay duda que aquí la mejor época para sembrar es primavera y otoño: justamente cuando el calor es moderado y la luz abundante. El problema es que el otoño queda lejos y la primavera da poco margen ante el tórrido verano, pero es lo que hay: habrá que seguir trabajando con el contenedor si quiero que ese trozo de terraza tenga flores esta temporada.

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