viernes, 24 de abril de 2015

Sírfidos, las moscas de las flores

Ceriana vespiformis 
Una terraza llena de flores es un imán para los insectos en muchos sentidos, desde la estricta atracción por el alimento que la floración les ofrece hasta el interés en alimentarse de las propias plantas, como hacen los pulgones y las orugas de algunas mariposas. También puede atraer a insectos depredadores aprovechando la situación, que en ocasiones resultan bienvenidos por tratarse de depredadores de las especies nocivas; pero no sólo insectos: las arañas aparecen enseguida y van instalándose en sus diminutas parcelas, y hasta las salamanquesas aprovecharán para capturar algo al salir de su escondrijo diurno, algo frecuente en la terraza. En invierno, incluso, algún pájaro como el colirrojo tizón, la lavandera blanca o el mosquitero común se pasearán por la terraza en busca de algo que picotear, a ser posible con buen contenido proteínico.

Eupeodes corollae
Los protagonistas de esta entrada son los sírfidos, las moscas de las flores, moscas cernidoras o moscas cernícalo. Y ello no se debe a una minuciosa tarea de recopilación de imágenes durante semanas: ayer jueves me encontré, todo de golpe, con la mayor concentración de especies de una sola tacada que jamás haya podido ver en la terraza. Hasta ocho especies distintas investigando margaritas, eneldos y otras flores -y más cosas, pues encontré a las hembras de Syritta pipiens sobrevolando el cesto de compostaje- se dejaron ver con facilidad durante unas pocas horas en las que el sol luce con fuerza. Se trataría de todas las especies que he conseguido identificar en los últimos meses, exceptuando las dos Eristalinus, la taeniops y la aeneus, que fueron las únicas que no estuvieron presentes.

Eristalis tenax 
Primero que todo, y como siempre conviene aclarar, los insectos son algo que se me resiste. Aprendí a identificar aves, fui autodidacta en cuanto a conocer la flora silvestre aunque todavía me queda mucho por aprender sobre especies que necesitan ser revisadas basándose en claves, pero los insectos tienen tantos matices y es tan complicado encontrar guías completas, que siempre acabo pidiendo ayuda a gente con experiencia para que me orienten. Sin ellos, esta entrada quizá no hubiera existido dado que tendría un montón de fotos de moscas de colores de las que no sabría dónde mirar para identificarlas correctamente, puesto que muchas veces lo que parece una cosa es otra debido a que hay montones de especies similares que ocupan distintos rangos geográficos.

Chrysotoxum intermedium 
Algo que he aprendido enseguida es que, en las moscas, la forma de los ojos determina en la mayoría de casos el sexo del individuo. Los ojos de los machos se tocan en la parte superior de la cabeza mientras que en las hembras se ve una separación clara. Como ocurre con algunos animales, las hembras en ocasiones son similares entre varias especies y es el aspecto del macho el que puede ayudar a discernir de cuál se trata. Este era el caso con las Eupeodes corollae, cuyas hembras han aparecido varias veces en el blog como Eupeodes sp. y así seguirán apareciendo dado que, aunque posiblemente todas pertenezcan a esta especie, no se puede asegurar al 100%. En cambio, ayer tuve la suerte no sólo de ver un macho, sino de captar una cópula en la que el carácter de la cloaca pronunciada ayudó a determinar la identidad de la especie.

Xanthogramma pedissequum 
Posiblemente ya había estado antes alguno de estos años, pero el jueves reparé en la presencia de la Eristalis tenax, la mosca zángano. Lo primero que llama la atención de este sírfido es que es grande, como una abeja de la miel. De hecho se parece bastante al zángano, pero el tórax brillante y los grandes ojos me llamaron la atención al instante. Es, como ocurre con muchos sírfidos, un caso más de mimetismo batesiano: el animal presenta similitudes con una especie peligrosa o agresiva para confundir a posibles enemigos. Las larvas de esta especie viven en aguas estancadas y se alimentan de bacterias: la alimentación de las larvas en esta familia es bastante variable, pues además de acuáticas las hay cazadoras de pulgones como en el caso de las nombradas Eupeodes, y son esas las que me interesa que depositen sus huevos en las plantas, aunque este año de momento los áfidos están siendo muy escasos.

Sphaerophoria scripta 
Después de un rato observando las plantas y comprobando cómo había aumentado la comunidad de insectos, con varias abejas de distintas especies, avispas papeleras, moscardas y el también muy común sírfido Episyrphus balteatus, una mosca del tamaño de la doméstica con rayas amarillas y negras llamó mi atención. Estuvo un rato moviéndose por las caléndulas y estuve varias veces a punto de conseguir fotografiarla con la cabeza por delante, pero siempre que se ponía en esta posición era para salir volando antes de que consiguiese ajustar el foco. Se fue volando a unas hojas enmarañadas en el contenedor y al hacerla salir, se fue para no volver. Se trataba de Xanthogramma pedissequum, una hembra, especie poco común con colores que imitan a una avispa. Parece ser que esta especie deposita sus huevos en hormigueros.

Episyrphus balteatus 
El mimetismo con los himenópteros me puede engañar hasta a mí. Conforme estoy regando las plantas, van apareciendo insectos y entro a por la cámara por si puedo fotografiarlos. En un momento dado, llegó una pequeña avispa alfarera y fui a ello. Al salir no estaba donde la había visto, pero encontré algo muy similar libando un eneldo. Estuve un rato haciéndole fotos y no me di cuenta hasta verlas en casa que se trataba de una mosca, Ceriana vespiformis. En este sírfido el mimetismo parece ir un poco más allá ya que tiene una constitución física más similar a la de una avispa, en lugar de encontrarnos con un cuerpo de mosca con rayas negras y amarillas. Fue sin duda una de las especie más atractivas de las que encontré; sus larvas viven en las moreras, árbol relativamente frecuente en nuestras ciudades y campos.

La mañana siguió distraída puesto que no paraban de llegar especies nuevas, como si todas se hubiesen puesto de acuerdo, Localicé por separado dos ejemplares de mosca con bandas negras y amarillas de pequeño tamaño y abdomen alargado, una hembra primero y un macho después. Se trataba de sendos ejemplares de Sphaerophoria scripta, una especie pequeña, relativamente común que se reproduce a un ritmo bastante elevado. Al principio no pensé que los dos ejemplares perteneciesen a la misma especie, ya que la hembra tenía el abdomen acabado en punta y abombado hacia los lados, mientras que el del macho era casi cilíndrico y con el extremo romo.

Sphaerophoria scripta 
Finalmente, y ya a punto de irme, volví a encontrar en los eneldos -punto de encuentro durante toda la mañana- una mosca de tamaño medio de vivos colores amarillo y negro que pensé que pertenecería a la misma especie vista antes e identificada como Xanthogramma, pero en esta ocasión un macho, Después de unas cuantas fotos me enteraría de que no, que estaba ante una especie muy parecida en aspecto, Chrysotoxum intermedium (o elegans). Me di cuenta que la especie anterior tenía una línea lateral continua de color amarillo en el tórax y esta Chrysotoxum la tenía partida en el punto donde se unen las alas, y además tiene unas antenas largas llamativas. Esta especie es interesante dado que sus larvas se alimentan también de áfidos.

Tenemos pues otro de los beneficios que presenta cultivar tantas especies de floración variada y abundante. La relación entre plantas e insectos como estas moscas de las flores es recíproca: las plantas las atraen y las moscas las polinizan e incluso las protegen: por el camino, mientras tanto, aprendo cosas sobre este fascinante mundo de criaturas de seis patas.

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