jueves, 1 de octubre de 2015

Septiembre pasa con aprobado

Dianthus plumarius blanco-púrpura
Terminó este mes de septiembre y con él un verano que hace ya unos lejanos dos meses nos tenía hartos con la sucesiva escalada de temperaturas, pero que por suerte se fue normalizando y dejó unas pocas lluvias todavía en agosto y un buen aporte de agua durante la primera semana de septiembre. Después, vuelta del calor, no tan intenso, con bajada de las temperaturas mínimas, algún que otro día de poniente y, finalmente y tras la llegada oficial del otoño, una vuelta breve de las lluvias que aún dejó más agua de la esperada. Comenzaron el domingo día 27 con 1 mm.; la madrugada del lunes 28 trajo 13,5 mm., y al anochecer del día 29 cayeron 6,9 mm. Durante la madrugada del miércoles día 30 cayó la cantidad más apreciable: 56,9 mm., una agradable sorpresa, pues si bien estaba activado el aviso naranja, en Sueca a las mismas horas sólo cayó una sexta parte de esa cantidad. Con ello, septiembre de 2015 se despide con una acumulación de precipitaciones de 185,4 mm. y se convierte en uno de los meses más lluviosos de los últimos años en Cullera a pesar de tener entre medias tres semanas de calor y sequedad: para buscar un mes más lluvioso habría que remontarse a noviembre de 2012, en el que cayeron más de 200 mm. Incluso se ha superado, al fin, a aquella última semana de agosto de 2013. que era hasta ahora la última vez que había llovido en abundancia.

Trithemis kirbyi  
Las flores siguen siendo poco frecuentes estos días. Un nuevo ejemplar de Dianthus plumarius se puso a florecer y resultó tener un color distinto, con pétalos blancos de base púrpura. Mientras tanto, el ejemplar de flores rosadas sigue a lo suyo, al igual que el Dianthus chinensis. De momento no parece que tengan intención de parar, lo cual está muy bien: siempre es de agradecer que haya plantas floreciendo en otoño. Las que no faltan nunca a su cita son los Oxalis: a los bowiei y triangularis se ha unido ya el articulata, mientras que los pes-caprae comienzan a sacar hojas apresuradamente. Otras especies otoñales parecen resistirse: este año reemplacé las ya difuntas Tricyrtis formosana, pero los dos únicos tallos que tienen las plantas actuales están muy deteriorados y seguramente no florecerán; el Symphyotrichum novi-belgii, en cambio, parece estar formando flores un año más. El misterio es por qué no crece nunca y se queda en uno o dos tallos de apenas 15 cm. tras aquella primera temporada, en 2012, en la que era un arbusto de 90 cm. de alto.

Mammillaria nejapensis con frutos
Estos días también hay lugar para la formación de frutos. El cactus Mammillaria nejapensis lleva produciendo unos frutos rojos y alargados desde finales de agosto, aunque en la segunda quincena de septiembre ha tenido su punto álgido. Lo curioso es que hace meses que las flores de las que se han originado dichos frutos desaparecieron, dando la impresión de que los frutos aparecen espontáneamente. Duran pocos días, abriéndose y marchitándose rápidamente, con lo que intuyo que en los alrededores estará lleno de semillas. Tan pronto como ha llegado el otoño, como otros años, ha empezado a sacar flores de nuevo. Ningún otro cactus ha dado frutos en la terraza. De hecho, al Ferocactus herrerae siempre se le secan y caen las flores una vez cerradas.

Semillas de Iris domestica
También ha tardado lo suyo en dar descendencia el Iris domestica. Floreciendo durante todo el mes de julio y principios de agosto, las cápsulas verdes que vinieron tras las flores permanecieron invariables casi hasta mediados del mes pasado, cuando finalmente se pusieron de un tono pajizo y comenzaron a rajarse, dejando a la vista las características semillas de piel negra y brillante agrupadas en lo que da la impresión de ser una mora. A su vez, junto a la base de las hojas el rizoma de la planta está produciendo nuevas rosetas. Vistas y fotografiadas, seguramente en próximas visitas ya haré por desprenderlas y guardarlas. Un poco más habrá que esperar para hacer lo propio con las de Cardiospermum halicacabum, cuyas cápsulas globosas siguen verdes. La planta se ha dedicado a crecer y florecer todo el mes, superando ya el metro y medio de alto. He adquirido una malla de entutorar que pronto recibiré e instalaré en la zona de las trepadoras, con lo que no sé muy bien qué haré con esta planta. Por lo pronto, la dejaré como está mientras las futuras ocupantes de la malla tengan un tamaño reducido.

Dianthus plumarius
Sin duda, lo más importante de estos días es que han comenzado las actividades de plantación que construirán la nueva temporada. He enterrado ya un buen número de bulbos y antes de que termine esta primera quincena de octubre es de esperar que el trabajo con ellos esté finiquitado. Dado que los bulbos sólo requieren enterrar y esperar, sin que les afecten demasiado otros factores, terminaré antes con ellos para dejar libres los espacios en los que irán macetas con otras plantas. Este año me he propuesto hacer un uso correcto del enorme banco de semillas que tengo, plantando todo lo que pueda y allá donde se pueda. El contenedor de anuales quedará disponible tan pronto como instale el sistema de riego subsuperficial con cinta exudante que he planificado este año, como mejora que permita aportar el agua directamente a las raíces cuando el contenedor esté muy poblado, evitando los golpes de los chorros de agua de la regadera. Una vez hecho, comenzaré a sembrar algunas plantas tratando de dar ventaja a los ejemplares que necesitan más tiempo para crecer, para evitar que acaben sepultados por las hojas de especies más rápidas, como ocurrió el año pasado.

Cardiospermum halicacabum
Pocas flores que ofrezcan néctar también son sinónimo de pocos insectos, la mayoría de los cuales se concentran, como siempre, en el cesto del compost, donde abundan las moscas y escarabajos de pequeño tamaño, así como sus larvas, y depredadores oportunistas como la salamanquesa o algunas arañas que aprovechan para entrar y servirse ellas mismas. Además de unas pocas avispas diminutas que se dejan ver por la Buddleja davidii, lo más destacado estos días siguen siendo las libélulas. En esta ocasión, concretamente hoy, la especie observada ha sido Trithemis kirbyi, algo más pequeña que la más común Sympetrum fonscolombii, y además enteramente roja. Bastante menos paciente que su pariente, la Trithemis ha esperado lo justo para hacerle las fotos, abandonando la terraza tan pronto como he entrado a casa.

Comienza octubre, un mes que últimamente se ha vuelto impredecible. El que solía ser el mes con mayor concentración de lluvias, bajada notable de las temperaturas y confirmación de que el otoño ya está aquí se ha vuelto una prolongación de septiembre, dejando los eventos mencionados para el mes siguiente. Todavía es pronto para saber cómo serán las próximas semanas, pero si hay algo que no falla ningún año es la disminución de horas de insolación y, por tanto, se da el pistoletazo de salida para llenar la terraza de plántulas cuya misión es ser las protagonistas de esta recién inaugurada temporada 2015-2016.

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