martes, 8 de diciembre de 2015

La senda hacia el invierno

Mammillaria hahniana
Catorce días distan de la llegada de la estación del frío, segunda fase del ciclo para las plantas si tomamos el otoño como reinicio de la temporada. Estos últimos días están siendo algo más cálidos que los de finales de noviembre, con altas presiones de nuevo sobre nosotros, haciendo que echemos de menos ver de vez en cuando un cielo nublado. Lo más cercano, las neblinas que propicia el anticiclón y que junto a la ausencia de vientos fuertes hacen que el ambiente se mantenga húmedo. Lo cierto es que el otoño que comenzaba con un buen régimen de precipitaciones se desvaneció: ya hace más de un mes que no llueve. De momento, 2015 mejora en cuanto a lluvia acumulada respecto a 2014, pero mucho tendría que llover en lo que queda de mes para acercarnos a 2013, año en que comenzó esta etapa de pluviometría a la baja. Ni que decir tiene que años como 2012 y anteriores quedan muy lejos.

Lablab purpureus
La terraza vive ahora los días con menor insolación del año. Las plántulas semilleras crecen a un ritmo pausado, poco favorecidas por la energía del sol, y los bulbos por su parte buscan a éste rompiendo la tierra. Ciertamente, se nota que muchas especies no tienen ninguna prisa por crecer mientras que otras emergen apenas tocan tierra. Recuerdo casos de años anteriores, como unos Iris x hollandica alcanzando ya en septiembre unos 20 cm. de altura, los Muscari armeniacum de este año apareciendo a finales de agosto o la plantación tardía de la temporada 2012-2013, hecha en enero y resultando en una de las mejores de todas las ocasiones en que he tenido bulbos. Obviamente nunca me planteé repetirlo, pero por unas cosas u otras siempre acaban quedándome los últimos bulbos sin plantar hasta el primer mes del año.

En cuanto a plantas que van a estar el año que viene, al final me decidí a echar un vistazo por las tiendas habituales y no hubiera habido gran diferencia si no las hubiera visitado. La mayoría de perennes que he tenido otros años estaban fuera de stock y no he repuesto ninguna, con lo que habrá que seguir llenando huecos con semilleras y esperar a finales de invierno para buscar otras ofertas. Huecos que, paradójicamente, cada vez están siendo más complicados de buscar no por la falta de sitio, sino por la proliferación de pequeñas macetas que nunca sé dónde colocar o por las aparatosas rejas que debo poner encima de las macetas con plantas pequeñas para evitar desastres. Los caracoles están siempre al acecho y los gorriones tanto pueden ignorar todo como romper plantas porque si. Además, últimamente se acercan mucho a la terraza, incluso cuando yo estoy allí. No está de más ser cauto.

Crassula muscosa
Estos días se observan muchas floraciones un tanto fuera de lugar. Los Oxalis debilis de flores rosa se pusieron a florecer sin más, algo que hasta ahora no habían hecho en otoño pero que no es en absoluto extraño, pues conozco otros casos en que la especie florece durante esta estación. Al que no esperaba tan pronto es al cactus Mammillaria hahniana, en el que no hace mucho observé que las flores se estaban formando y se han abierto apenas unos días después. Al igual que el Oxalis, hasta ahora florecía a partir de marzo. No obstante, no debe ser raro este adelanto dado que los cactus de este género no son muy estrictos con las estaciones, y prueba de ello es que su pariente y vecino el Mammillaria nejapensis lleva varios años floreciendo a partir de octubre y durante todo el invierno. El hahniana destaca por su llamativa cobertura de pelusa blanca y flores de un magenta intenso.

Una leguminosa trepadora, el Lablab purpureus, también florece humildemente estos días. Es una de esas especies de plantas que no entiendo. Ya llevo dos años sembrándola en primavera y se pasa muchos meses creciendo poco y mal, sin encontrar nunca un punto de apoyo y comenzar a trepar. De repente, a mediados de otoño, cuando ya parece que no va a dar más de sí y las hojas se encuentran visiblemente deterioriadas, comienza a enroscarse apretadamente en las cañas y gana altura. Las espigas florales salen muy tarde y nunca resultan tan llamativas como lo serían de crecer en una planta en buen estado y frondosidad, con flores que palidecen a los pocos días de abrirse. El año pasado ni siquiera dio legumbres, cosa que seguramente tampoco ocurra este año. Una vez reorganice la pérgola de trepadoras, que espero quede más ordenada a partir de ahora, quizá vuelva a realizar un intento más con ella.

Oxalis debilis var. corymbosa
A la terraza ha llegado una veterana de edad desconocida. Se trata de la Crassula muscosa, una crasa sudafricana de tallos finos con hojas pequeñas y apretadas que la hacen asemejarse a pequeñas cuerdas verdes. Las flores pasan totalmente desapercibidas puesto que son diminutas, apareciendo entre las axilas de las hojas. La planta la saqué de la terraza de casa de mis otros abuelos, donde puede haber estado desde hace muchos años, al igual que otros tantos cactus y suculentas que crecían prácticamente con lo que lloviese. Hace unos años se me ocurrió subir a ver si quedaba algo de aquello y encontrar alguna planta rescatable, pero me encontré con que toda la parte de las macetas había sido sepultada bajo una enorme mata de x Graptosedum de hojas broncíneas. En un vistazo reciente encontré unas pocas de esas Crassula muscosa que asomaban entre las hojas de su pariente y conseguí sacar la maceta. Debido a que han tenido que crecer más de la cuenta, la parte inferior de los tallos estaba alargada y desprovista de hojas, tan débil que casi media planta se ha ido cayendo hasta que ha llegado a su nuevo emplazamiento. Desconozco cuánto puede vivir esta planta o si llegó a su sitio traída por algún agente externo, pero de estar allí el mismo tiempo que las plantas que le acompañaban se trataría de un ejemplar con varias décadas de vida.

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