jueves, 15 de diciembre de 2016

Una Linaria temprana y misteriosa

Linaria de aspecto intermedio
Como todos los otoños desde hace unos años, esta estación suele traer consigo el ajetreo de preparar las composiciones de plantas para el año próximo a base de siembras. Van llegando especies y variedades nuevas que en muchas ocasiones funcionan bastante bien y tomo nota para volver a repetir con ellas. Algunas ni siquiera hace falta preparar los semilleros a conciencia, pues basta con esperar a ver cómo empiezan a surgir por doquier plántulas a partir de semillas caídas, que pueden o bien dejarse en su sitio o bien aprovechar para repicarlas en otros puntos. Las linarias anuales funcionan de esta manera y ya la primera especie de este tipo que introduje, la Linaria reticulata, se va autosembrando desde hace dos años. El año pasado tenía decenas de ejemplares que dejé a su aire en el sitio donde salieron, pues ocupa tan poco espacio horizontal que nunca interfiere negativamente.

La temporada pasada conseguí introducir, tras un fracaso el año anterior, a su pariente la Linaria maroccana. El fracaso se resume en la pérdida de los pocos ejemplares que conseguían germinar y dejar de intentarlo por la escasa cantidad de semillas con que contaba. Lo repetí en otoño de 2015 y con apenas cuatro ejemplares obtenidos, la especie se dio particularmente bien y la floración duró semanas, meses, permitiéndome multiplicar por mucho la cantidad de semillas que tenía de la especie. Este año he plantado unas pocas que básicamente he repartido en macetas, pues en el contenedor germinaron tantas plantas con las primeras lluvias de otoño que prácticamente se ha llenado sin que haya tenido que intervenir y parece que hay varios ejemplares de esta especie y de reticulata. Sólo he añadido especies que faltaban y que habrá que ver si no han sucumbido bajo el rápido crecimiento de sus compañeras.

Las linarias autosembradas están yendo muy deprisa y no descartaba que alguna floreciese antes de acabar el año. Este 2016 las primeras se abrieron en enero-febrero y no iban ni de lejos tan adelantadas a mediados de otoño como las actuales. El resultado es que esta semana ya se ha abierto la primera, y no sé decir cuál es. Como se aprecia en la foto, el largo peciolo con pocas flores agrupadas en el extremo, siendo estas de color rosado (que no magenta) con el labio central amarillo, recuerdan a Linaria reticulata. Sin embargo, el color diluido y la forma prominente de los lóbulos superiores e inferiores siembra la duda de si no habrá de por medio genes de Linaria maroccana. Éstas estuvieron confinadas la primavera pasada al contenedor y esta planta ha aparecido en un recipiente apartado, ocupado por bulbosas. Semillas tan pequeñas pueden viajar sin querer incluso pegadas a mis dedos cuando estoy realizando labores entre las plantas, pero desde luego el especimen no deja de ser curioso. Tampoco me termina de gustar la idea de que las dos especies se hibriden con tanta facilidad -y visto lo visto este año, las abejas las visitan reiteradamente a una y a otra- puesto que al final acabaría perdiendo a las dos especies individualmente y nunca sabré si las semillas recogidas van a dar réplicas de éstas o híbridos de ambas.

Curiosamente no es la única linaria en flor ya que su pariente perenne la Linaria vulgaris, que incluso trasplanté en plena floración este mismo otoño, no ha dejado de florecer desde mayo. Lo que no he conseguido, en cambio, es que las semillas que recogí de su floración primaveral germinen.

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