jueves, 12 de enero de 2017

La Anthophora plumipes más temprana

Anthophora plumipes en Lavandula dentata
Es invierno, con el año recién estrenado, y en esta ocasión por el momento estamos dentro de unos valores normales para las temperaturas, a diferencia del invierno anterior. Las mañanas son bastante frescas, hemos tenido días de vientos del oeste y noroeste poco destacables y nos espera una llegada de frío polar acompañada de estos mismos vientos que durante la semana que viene rebajará todavía más las mínimas -se apunta a valores cercanos a los cero grados para el miércoles. Por ello, encontrarse hoy un insecto propio de los meses en que las temperaturas ya comienzan a subir se hace un tanto extraño, a pesar de tratarse de la Anthophora plumipes, una abeja solitaria bien conocida y recibida de muy buena gana en la terraza.

Con los datos en la mano, esta abeja parece haberse adelantado un mes. El año pasado las primeras observaciones se realizaron sobre la segunda mitad de febrero, pero al hablar exclusivamente de la terraza desconozco si es frecuente que estas abejas emerjan antes de sus pupas y encuentren comida estos días, en los que sí existen plantas silvestres en flor adecuadas para ellas como los romeros, las aliagas o las coronillas, entre otras. Como curiosidad, apenas distan dos meses y medio desde que observé a la última de sus congéneres veraniego-otoñales, la Amegilla garrula. También curioso es que el ejemplar de hoy era una hembra, siendo más frecuente en abejas solitarias que primero emerjan los machos y estén ya listos para cortejar a las hembras que aparecerán después, listas para construir y surtir sus nidos y perpetuar la especie.

Anthophora plumipes
Ha resultado interesante saber que la Lavandula dentata, especie que volví a adquirir este otoño tras perder a un ejemplar a finales de verano -ahora sé que no fue por unos malos cuidados- es también una buena fuente de alimento para estas abejas. A la Lavandula stoechas -también un ejemplar nuevo- falta ver si le harán caso, porque al parecer muchos de los ejemplares que se venden como ornamentales pertenecen a selecciones cuyas flores han perdido la capacidad de resultar llamativas para las abejas. Curiosamente, y aunque en esta ocasión la Anthophora no ha resultado tan asustadiza como otras veces, su visita a la terraza se ha limitado a la Lavandula y no se ha parado con las Linaria, plantas que el año pasado resultaron ser las que mayor interés despertaron en esta abeja. No es descartable, eso sí, que durante mi ausencia ya se hayan encargado de investigar bien todas las flores presentes, que por ahora no son muchas.

Esto no es más que un brevísimo adelanto de lo que está por llegar. Muchas plantas de interés para los polinizadores están formando flores o, al menos, están suficientemente grandes como para florecer pronto; otras, sin embargo, todavía tienen tiempo de sobra para florecer durante la primavera. De hecho, la tasa general de crecimiento en semanas como las del mes de febrero o marzo es visiblemente superior a la que abarca desde el medio otoño hasta el medio invierno. La espera, pues, va acortándose.

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